// Autoconocimiento y comprensión
A. Autoconocimiento
Conocerte a ti mismo es el comienzo de toda sabiduría - Aristóteles
Se trata de un conocimiento psicológico -de nuestro yo- y de una comprensión profunda -de nuestra verdadera identidad-, tal como enseña la psicología transpersonal, en línea con las grandes tradiciones sapienciales de la humanidad.
Conocernos, con nuestras luces y nuestras sombras, nuestras virtudes y defectos, nuestras fortalezas y nuestras debilidades es el primer paso para comprendernos, entender mejor lo que hacemos y nuestro comportamiento. El autoconocimiento es la capacidad de conocernos a nosotros mismos y la habilidad de realizar introspección. El desarrollo del autoconocimiento es un camino de vida.
Resulta fundamental conocer y reconocer que la mayor parte de la información que procesamos es a nivel subsconsciente, por lo que no la percibimos. La parte de información que procesamos a nivel subconsciente en comparación con el consciente es muchísimo mayor. Una de las personas que más estudió el mundo subconsciente es Karl Gustav Jung, quien acuñó “Lo que no traes a tu vida de forma consciente se manifiesta como destino”.
El camino del autoconocimiento es largo y puede abordarse desde muy diversas perspectivas. Entre las muchas vías que podemos explorar, el conocimiento de nuestras fortalezas personales es una relativamente sencilla y buen comienzo de partida.
Las fortalezas son aquellos atributos universales que más destacan en nuestra persona y existen un total de 24, de carácter universal, agrupadas en 6 categorías:
1. Sabiduría y Conocimiento: creatividad, curiosidad, juicio y pensamiento crítico, amor por el saber y aprendizaje, perspectiva (sabiduría)
2. Coraje: valentía, perseverancia, integridad (autenticidad, honestidad) y vitalidad
3. Humanidad: amabilidad, amor e inteligencia social
4. Justicia: trabajo en equipo, sentido de la justicia y liderazgo
5. Templanza: Perdón, humildad, prudencia y autorregulación
6. Transcendencia: apreciación de la belleza, gratitud, humor, esperanza y espiritualidad.
¿Cómo trabajar nuestras fortalezas personales?
Te proponemos la siguiente reflexión:
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Identificar tus fortalezas más características a través de este test
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Una vez identificadas, reflexiona y anota sobre cómo las estas utilizando actualmente en diferentes momentos, con diferentes personas, en diferentes situaciones y en las diferentes partes de tu vida.
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Fíjate cuándo y dónde no aplicas tus puntos fuertes.
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¿Cómo te sientes cuando usas estas fortalezas y cuando no?
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¿Cómo interactúan tus fortalezas?
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¿Cómo podrías reforzar el uso de tus fortalezas?
El uso de tus fortalezas reforzará tu sentimiento de control y valía, haciendo que te sientas más útil y que puedes aportar más.
B. Comprensión
Hay un autoconocimiento psicológico, imprescindible, que reconoce nuestras fortalezas y nuestras debilidades, nuestra luz y nuestra sombra. Es un conocimiento que necesitamos, de cara a entender e integrar lo que llamamos el “yo”.
Pero la comprensión -integrando el conocimiento anterior- va más lejos: se pregunta por aquello que, más allá de nuestra personalidad, constituye nuestra identidad profunda: ¿qué soy yo?, más allá de la idea que la mente tiene de mí. Es el camino que propone la psicología transpersonal, en línea con la filosofía sapiencial y todas las grandes tradiciones de sabiduría, que se han desplegado a lo largo de la historia humana.
La comprensión reconoce en nosotros “dos niveles”: el de la personalidad (psicológico) y el de la identidad (profundo o espiritual). La comprensión de lo que somos nos libera de la confusión, la ignorancia y el sufrimiento. La comprensión nos muestra que, en el nivel profundo, somos ya felicidad, por más que, en el plano de la personalidad, nos vivamos “en proceso”, como “buscadores” de la misma.
¿Cómo avanzar?
Reconoce que todo lo que puedes nombrar son “objetos” que pueden ser observados. Y percibe que, más allá de todos ellos, hay algo que es consciente de los mismos. A partir de ahí, podrás ir advirtiendo que no eres un objeto más, sino Eso que es consciente de los contenidos. Si te escuchas bien, caerás en la cuenta de que no eres un “contenido” de la consciencia, sino Eso que es consciente de los contenidos. Avanza y experimenta este camino de autoindagación.