Las cosas son como son y no como nos gustaría fuesen. No podemos controlar lo que ocurre, igual que no podemos ser responsables de lo que hagan los demás, y solo podemos ser responsables de nuestros propios actos y nuestras propias respuestas a los actos de los demás y a las circunstancias de la vida.
Por ello, es importante aceptar lo que la vida nos traiga y dejar de reaccionar para aprender a responder, a dar nuestra propia respuesta auténtica y sincera, no solo la reacción automática que nos sale. Reconocer y asumir esta responsabilidad es primordial para poder tener mayor control y libertad sobre nuestras propias vidas. De esta forma podemos ser más y mejor nosotros mismos y cultivar, progresivamente, más autenticidad.
¿Qué podemos hacer?
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Cultivar la observación
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Tomar distancia de nuestros pensamientos, para dejar de creernos todo lo que pensamos.
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Cultivar la aceptación
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Trabajar el mindfulness y la respiración como herramientas para ganar en control, libertad y autenticidad.
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2. Mindfulnes
Tu concepto o percepción de la realidad no es la realidad. Cuando quedas atrapado en tus percepciones e ideas, pierdes la realidad (Tchit Nhat Hanh).
La mente está activa la mayor parte del tiempo y le encanta vagar por el pasado, o adelantarse al futuro. A este estado de pensamiento, se le llama estado de rumiación y es probablemente la causa y no solamente la consecuencia de la infelicidad. El estado de atención es lo que surge de estar presentes, con propósito, de forma abierta y amable en el momento presente y sin juzgar. Al cultivar el mindfulness, adoptamos una posición neutral como si fuésemos un observador externo.
// Resiliencia
La resiliencia es la capacidad de volver a nuestro estado “natural” después de pasar por una situación difícil (muerte de un familiar, ruptura sentimental, pérdida del trabajo, enfermedad, etc.), es decir, es la capacidad que tenemos de afrontar la adversidad, alcanzando un estado de equilibrio personal. Su significado es muy similar al termino “entereza”.
Las personas resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades, sino que van un paso más allá y utilizan esas situaciones para crecer y desarrollar su potencial. No existe una vida dura, sino momentos difíciles. A través de la resiliencia podemos desarrollar una manera diferente y más optimista de ver el mundo.
Una resiliencia critica, frente al riesgo de su manipulación por el sistema. Es urgente potenciar la resiliencia -también en el ámbito educativo- si no queremos que la persona quede sin actitud y sin herramientas para afrontar las crisis. Sin embargo, es importante mantener la lucidez porque la resiliencia se pervierte de manera radical cuando se presenta como desprovista de espíritu crítico frente a la realidad, desembocando en actitudes de sometimiento; lo mismo ocurre cuando se ignora y descuida la dimensión estructural de las injusticias. La clave se halla en la comprensión adecuada de la paradoja que encierra, y que hace que la persona sea, a la vez, resiliente y crítica.
Después de la tormenta siempre llega la calma.
¿Cómo podemos trabajar “la resiliencia”?
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Relativizar las situaciones de la vida y aceptar que todo es transitorio.
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No vivir las situaciones como algo personal.
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Revisar y, en caso necesario, cambiar algunos de nuestros hábitos y creencias que quizás no nos ayudan.
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Profundizar en nuestro autoconocimiento: Conocer nuestras fortalezas y debilidades para enfrentar los retos de la vida y usarlos a nuestro favor.
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Tomar las dificultades como una oportunidad de aprendizaje. Tratar de ver la vida con objetividad y optimismo.
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Confiar en nuestras fortalezas.
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Ser activos y reformular las dificultades con exactitud y en positivo.